Juego de la Pelota Libros y Lanzas

El juego de la pelota, entre la vida y la muerte

El juego de la pelota mesoamericano es una de las marcas distintivas de las culturas maya y nahua, pero, ¿qué significaba realmente? ¿cómo se practicaba? ¿cómo lo percibieron los españoles?

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A su llegada a Mesoamérica, los españoles se sorprendieron ante la conjunción de acrobacias y golpes de cadera que los nativos asestaban a pesadas pelotas de caucho. Fascinados por el espectáculo, pronto descubrieron que aquel juego significaba mucho más que un simple divertimento. El juego de la pelota iba más allá de la pura competición. Simbolizaba la creación y la destrucción del mundo, la superación de la muerte, el surgimiento de la vida y la lucha de los dioses.

Un juego entre la vida y la muerte

El Popol Vuh, una recopilación bilingüe en maya y español de las tradiciones y religión del pueblo quiché (guatemala) relata que, en los tiempos ancestrales, Hun Hunahpú y su hermano gemelo estaban jugando al juego de la pelota cerca del Xibalbá (inframundo). Los dioses del Xibalbá, enfurecidos, desafiaron a los gemelos a un partido, pero, al descender al inframundo, éstos cayeron en una trampa y fueron ejecutados.

“Y habiendo ido a jugar a la pelota en el camino de Xibalba…”, “En seguida se fueron Hun-Hunahpu y VucubHunahpu y los mensajeros los llevaban por el camino. Así fueron bajando por el camino de Xibalba… fueron bajando… entre los barrancos”. (Popol Vuh).

El Popol Vuh cuenta que la cabeza de Hun Hunahpú fue enterrada y de ella brotó la primera planta de maíz que, al paso de la diosa Ixquic, escupió en su mano y concibió a los dos «Gemelos Magos»: Hunahpú e Ixbalanque. Éstos dos encontraron el equipo de juego de pelota de su padre y marcharon al Xibalbá en venganza de su progenitor, desafiando a los dioses. Allí, los señores del inframundo decapitaron a Hunapú y jugaron con su cabeza, pero Ixbalanque logró resucitarlo y finalmente derrotaron y ejecutaron a los dioses del Xibalbá.

Itzamná con la cabeza de Hun-Hunahpú y los gemelos

El juego de la pelota a ojos de los españoles

Y hasta aquí el simbolismo, porque la práctica era cosa distinta. El cronista de Indias Gonzalo Fernández de Oviedo, profuso investigador y mejor narrador, contaba en 1535 cómo era el juego de la pelota:

“Quiero decir de la manera que se jugaba porque en la verdad «es cosa para ver y notar». En torno de donde los jugadores hacían el juego, diez por diez y veinte por veinte: (como se concertaban) tenían sus asientos de piedra y al cacique y hombres principales «ponianles unos vanquillos» de palo muy bien labrados de lindas maderas y con muchas labores de relieve y «concavadas», entalladas y esculpidas en ellos.

Las pelotas «son» de unas raíces de árboles y yerbas: y «zumos» y mezcla de cosas que toda junta esta mistura parece algo cera, pez negra: y juntas estas y otras materias «cuecenlo todo» y hacen una pasta y «redondeanla» y hacen la pelota «desto», «tamaña» como una de las de «viento» con que juegan en España: y «mayores y menores». La cual mistura hace una tez negra y no se pega a las manos: y después que ésta «ēruta» tornase algo esponjosa, no para que tenga «agujero ni vacuo alguno» como la esponja, por «aligerecese» y es como fofa y algo pesada.

Quiero decir de la manera que se jugaba porque en la verdad «es cosa para ver y notar». (Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia General de las Indias)

Estas pelotas saltan mucho más que las de viento sin comparación, porque de solo «soltalla» de la mano en tierra, suben mucho más para arriba. Y dan un salto y otro y otro y otro y muchos, disminuyendo en el saltar por sí mismas como lo hacen las «pelotas de viento» y muy mejor. Mas como son macizas son algo pesadas.

E si les dieren con la mano abierta o con el puño cerrado, en pocos golpes abrirían la mano o la «desconcertarian». Y a esta causa le dan con el hombro y con el codo y con la cabeza: y con la cadera «lo mas continuo» o con la rodilla. Y con tanta presteza y ligereza que «es mucho de ver». Porque aunque vaya la pelota «cuasi a par del suelo» se «arrojan» de tal manera desde «tres o cuatro pasos apartados tendidos en el aire»: y le dan con la cadera para la rechazar.

Estas pelotas saltan mucho más que las de viento… mas como son macizas… si les dieren con… el puño cerrado… abrirían la mano. Y... le dan con el hombro y con el codo y con la cabeza: y con la cadera… e… «cuasi a par del suelo» se «arrojan». (Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia General de las Indias)

Y de cualquier bote o manera que la pelota vaya en el aire y no «rastrando» es «bien tocada», porque ellos no tienen por mala ninguna pelota o mal jugada: porque aya dado dos ni tres ni muchos saltos, con tanto que al «herir» le de en el aire: no «facenchanzas», sino «ponense» tantos «a un cabo» como a otro, partido el terreno o «compás» del juego: y los de «aculla» la sueltan o sirven una vez echándola en el aire: «en cuando» que le toquen cualquiera de los contrarios: y en dándole aquel luego sucede el que antes puede de los unos o los otros para «herir» o «rechazar» la pelota: y la contención es que los «deste» «cabo» la hagan pasar «del otro puesto» adelante de los contrarios o aquellos la pasen de los limites de estos otros: y no cesan hasta que la pelota va «rastrando» que ya por no «aver fido el jugador a tiempo» o «no hace bote» o están tan lejos que no la alcanzan y ella se «muere» o para por si.

No tienen por mala ninguna pelota o mal jugada… y no cesan hasta que la pelota va «rastrando» que ya por no «aver fido el jugador a tiempo» o «no hace bote» o están tan lejos que no la alcanzan y ella se «muere» o para por si. (Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia General de las Indias)

Jugador de pelota maya con equipo de protección

Y este «vencimiento» se cuenta por una «raya» y tornan a «servir para otra» los que fueron servidos en la pasada: y a tantas «rayas» cuantas primero se acordaron, en la «postura», va el «precio» que entre las partes se conciertan. Algo parece este juego en la opinión o contraste del de la «chueca»: salvo que en lugar de la «chueca» es la pelota y en lugar del «cayado» es el hombro o cabeza del jugador con que la «hiere» o «rechaza».

En Italia juegan un juego de pelota muy gruesa, «tamaña» o mayor, que una botija de una arroba, que llaman Balón o «Paon» y en especial en Lombardia y en Napoles vi muchas veces jugar «aqueste» juego y dan a aquellas pelotas grandes con el pie y en la forma del juego parece mucho al que he dicho de los indios: salvo que como acá «hieren» a la pelota con el «hombro o rodilla o cabeza», no van las pelotas tan por lo altocomo el Balón que he dicho: o como la pelota de viento menos: pero saltan estas de acá mucho más: y el juego en si es de más artificio y trabajo mucho. Y es cosa de maravillar ver quan diestros y prestos son los Indios y aun muchas indias en este juego.”


Bibliografía:

Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia General de las Indias (1535)

Cristopher Martínez. La Mitología en el Juego de Pelota. Del mito a la arquitectura

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