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Picaresca y cartilla. La alfabetización en la España de los Austria

El siglo de Oro Español no sólo fue dorado en el arte y las letras, también en educación. El mito de la España analfabeta de los Austria se desmorona si preguntamos a la Historia.

CELADOR: ¿Qué murmuras, zancajoso?
NUGO: ¿Y tú, patituerto, patas de rana?
CELADOR: ¿Y tú, lucha de ranas y ratones? ¡Fuera chanzas! ¿Qué hacéis aquí?
NUGO: ¿Qué? Pues lo que hacen los buenos estudiantes: leemos, aprendemos y disputamos. Por tu vida, dime, cabecita donosa, ¿qué significa “Transversa tuentibus hircis”, de Virgilio?
CELADOR: Está bien; proseguid estudiando cual conviene a mancebos de buena índole. Yo ahora tengo más que hacer. Quedaos con Dios.

Juan Luis Vives, “Diálogos sobre educación”

El mito de la España analfabeta

San José de Calasanz - Enciclopedia Católica
San José de Calasanz, fundador de la primera escuela popular de Europa

Conviene olvidar el tópico de la España inculta del s.XVI, con una sociedad vocacional y forzosamente analfabeta. La España de los Austrias y más concretamente la de Felipe II, no parecía estar menos alfabetizada que el resto de países europeos de su tiempo (Kagan, 1981).

El mito de la España inculta del s.XVI queda desmontado tan pronto como se presta atención a las bases de alfabetización de la época y a las instituciones de enseñanza

En este sentido, Jacques Soubeyraoux trae a relación que muchos olvidan que es imposible conocer las bases de alfabetización de aquella población, ya que aquellos fundamentos educativos solían ser impartidos por instituciones no reguladas: escuelas de primeras letras o la propia familia, por ejemplo.

Los culpables de la alfabetización

Especial y destacado papel jugaron las mentadas escuelas de primeras letras, donde se enseñaba a leer, escribir y conocer los preceptos básicos de la aritmética. Apunta Alejandro Gómez Camacho que, desde bien entrado el s.XVI, el número de éstas escuelas aumentó progresivamente por el creciente interés de las clases populares en dar a sus hijos una instrucción que, aún siendo muy básica, les permitiera conocer las nociones más esenciales. En palabras de Juan Luis Vives, enviar a los críos a «donde van bestias y vuelven hombres».

Las escuelas y los maestros de primeras letras fueron los culpables de educar a gran parte de los hijos de las clases más populares de la sociedad, a donde marchaban como «bestias y volvían hombres»

Igual sucedió con los maestros de estas modestas instituciones. Poco a poco se fueron multiplicando por ser el suyo trabajo relajado y bien remunerado. Cualquiera podía ser maestro de primeras letras siempre y cuando supiera leer y escribir. Es por eso que hasta los sacerdotes y sus sacristanes actuaron como docentes en sus escuelas parroquiales para enseñar el padrenuestro del alfabetismo entre sus más tiernos feligreses.

Lo más corriente era que los padres del alumno en cuestión acordaran su educación con el maestro por medio de un contrato, el cual solía fijar el precio de la docencia en función del tiempo lectivo total y el posible hospedaje del niño en la escuela.

¿Malos maestros? «Haberlos haylos»

Los pequeños no siempre topaban con buenos formadores y, aunque varios autores coinciden en que el Siglo de Oro español también fue de oro en el ámbito de la docencia -merced a la sensibilidad pedagógica que demostraron muchos profesores ingeniosos y de gran vocación-, no faltaron maestros malos, perezosos y peores.

Ya, el cronista Juan López de Velasco (1530-1598) denunciaba a aquellos maestros que buscaban sacar tajada a costa de alumnos aventajados «a los que llaman ayudantes». En éstos delegaban los profesores más vagos su labor docente «por descargarse y relevarse del trabajo». Aunque más común era el caso de aquellos que «cobran el dinero por adelantado y luego no se esmeran en enseñar».

El Siglo de Oro Español también fue dorado en el ámbito de la docencia, aunque no faltaron maestros pícaros que ensuciaron el gremio con diversas artimañas

Y aunque los más honrados y esforzados del gremio se quejaban constantemente -y con razón-, a las autoridades reales, hasta el año 1642 no se instauró un examen para maestros de primeras letras.

El método pedagógico

Ahora bien, supuesta la buena docencia, ¿cómo era el método de enseñanza? El humanista Luis Vives recrea en sus Diálogos sobre educación un buen ejemplo de pedagogía en aquellas aulas:

Orígenes de los términos educativos "Clase" y "Currículum

«Toma el abecedario con la mano siniestra y este puntero con la derecha para señalar cada una de las letras; tente derecho, guarda tu sombrero bajo el sobaco. Oye con atención como yo nombrare las letras, y pon cuidado como las pronuncio. Procura decirlas después, cuando yo te lo pida, del mismo modo que yo las digo».

Ilustración de Estado Cultural Al Final Del Día 15 Y El Comienzo Del Siglo  Xvi En Alemania y más Vectores Libres de Derechos de Medieval - iStock

«Sígueme ahora a mí, que voy delante diciéndolas una a una. ¿Has entendido bien? […] Cada una de éstas se llama letra: de ellas cinco son vocales, A, E I O, U, que están contenidas en el vocablo español oueia, que en latín se llama ovis. Acuérdate de este nombre. Hacen sílaba éstas con cualquiera o con más de las otras; sin vocal no se hace sílaba, y aun una vocal sola es sílaba no pocas veces».

«Todas las demás se llaman consonantes. Porque no suenan si no se les junta vocal; así tienen un sonido imperfecto y manco. B C, D, G, que sin la E suenan poco. De las sílabas se forman las voces o palabras, y de éstas nace el hablar de que todas las bestias carecen; y tú no serás diferente de las bestias si no aprendes a hablar bien. Despabílate y pon cuidado».


Richard Kagan, Universidad y sociedad en la España Moderna (1981).

Juan Luis Vives, Diálogos. (1940) Cervantes Virtual.

Alejandro Gómez Camacho, Las ideas pedagógicas de Juan López de Velasco: alfabetización y maestros en la España de Felipe II (2016).

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