Cuando los almogávares barrieron Grecia

A finales de siglo XIII, el Imperio Bizantino, también conocido en Cataluña como “Imperi Grec” (Imperio griego) estaba en las últimas, ahogado por el feroz avance de los turcos, ya sin enemigos en Palestina que sitiar.

Las guerras de la Casa de Aragón contra la Casa de Anjou en el sur de Italia concluyeron en 1302, se firmó una paz que otorgaba Sicilia a Aragón y Nápoles a los Anjou, y así, un gran número de soldados de tierras aragonesas moraba en la isla, sin nada mejor que hacer que estorbar y saquear. A todo esto, el emperador bizantino Andrónico II Paleólogo estaba necesitado de hombres para combatir al turco. Además, el gran líder de los almogávares (nombre que recibían los soldados de infantería ligera de la Corona de Aragón), Roger de Flor, un ex-templario, tenía pocas ganas de permanecer en Italia por su enemistad con la Santa Sede.

Roger de Flor intercambió correspondencia con el emperador bizantino y éste le prometió el título de Duque, una esposa real y una suculenta paga a cambio de su asistencia en la guerra contra el infiel. Así pues, se creó la Compañía Catalana de Oriente con los miles de soldados que habían combatido en Sicilia contra los Anjou y partieron hacia Constantinopla como un ejército mercenario. En años posteriores se unieron a ellos otras compañías que estaban por la zona como la de Bernat de Rocafort y Berenguer de Entenza (Todos ellos también calles principales de Barcelona) aportando cada uno un millar de hombres más. En total, desembarcaron en la capital bizantina unos 8.000 hombres de armas dispuestos a luchar contra el infiel. La mayoría eran de los Condados Catalanes, aunque había de Valencia y de otras posesiones de la Corona de Aragón.

Llegada de la Compañia Catalana de Oriente a Constantinopla

Llegada de la Compañia Catalana de Oriente a Constantinopla

Roger de Flor fue muy bien recibido en la corte, se le ofreció una princesa búlgara como esposa, ocurriendo un curioso hecho en aquella boda. Mientras se celebraba la ceremonia de boda en el Palacio Imperial, se presentaron en el cuartel de los almogávares los vecinos genoveses de Constaninopla  (Génova era la gran competidora comercial de Barcelona) y comenzaron a ondear la bandera de la República de Génova. Tomándoselo como una provocación, comenzaron una serie de escaramuzas que terminaron en la masacre de unos 3.000 genoveses. Para cuando se enteró el novio y el emperador, ya era demasiado tarde y los aragoneses estaban a punto de cruzar al barrio genovés (donde hoy en día se encuentra la torre Gálata). Éste hecho se recuerda como “La masacre genovesa”.

Pasado ese suceso, ese mismo 1303 comenzaron las batallas, o mejor dicho, las victorias. Los almogávares tenían una forma muy extraña de lucha, utilizando tácticas sarracenas empleadas contra los musulmanes en la reconquista. Se componían mayoritariamente de infantería ligera de gran flexibilidad y maniobrabilidad que contrastaba con la caballería pesada característica de la época. A cada victoria, pasaba factura al emperador, que solía pagar puntual y religiosamente. Pero las huestes catalanas no se contentaban con eso, se dedicaban también al pillaje y a la rapiña por lo que se ganaron una muy mala reputación allá por donde pasaban, incluyendo territorios de refinados bizantinos. Ganaron muchas y grandes batallas en inferioridad y los turcos les temieron enseguida.

Pero la Compañía Catalana de Oriente no era la única compañía de mercenarios extranjeros que estaba por la zona, debían competir y colaborar al mismo tiempo con compañías de mercenarios alanos (unos nómadas establecidos temporalmente en el Cáucaso). Hubo muchas fricciones “profesionales” entre unos y otros, obligados en ocasiones a pelear juntos.

Debido a las malas prácticas del tosco ejército aragonés y a las deudas que se iban acumulando, el emperador bizantino decidió deshacerse de ellos. Así, les invitó a un banquete el día que tocaba la paga, tras la victoria en la batalla de Skafidas, ganada gracias a la Compañía Catalana de Oriente contra el Zar Búlgaro (cuñado de Roger de Flor, por cierto). A mitad de la cena, el emperador asesinó a todos los miembros de la compañía que había y comenzó un plan militar para destruir el contingente apostado en aquel momento en Gallipoli, en los Dardanelos.

Dibujo posterior de la traición bizantina

Dibujo posterior de la traición bizantina

Enfurecidos por la traición, sin la paga por sus servicios y con su líder Roger de Flor muerto, los catalanes de Gallipoli no sólo resistieron todos los intentos de destruirles, sino que se movieron y comenzaron a saquear toda Grecia, cobrándose así sus deudas con el emperador. Este suceso es recordado como “La gran Venganza Catalana”. Se trataba de un ejército profesional, valiente e invicto, que campaba y saqueaba a sus anchas por zonas ricas del Imperio Bizantino causando el terror de sus habitantes. 

Portada de un libro infantil albano

Portada de un libro infantil albano

Cerca de Tesalónica existe un monasterio que tiene una jurisdicción internacional especial, una autonomía casi ilimitada por causas históricas, el Estado Monástico Autónomo de la Montaña Sagrada, se llama. En dicho lugar, los turistas catalanes no pudieron entrar hasta el año 2000 como castigo de lo que hicieron durante la Gran Venganza Catalana. Expresiones como: “Huir de los turcos para caer en los catalanes” o “Que te vea bajo la espada de un catalán” son famosas en el norte de Grecia. Así como “Catalán” o “Hijo de catalán” son insultos en Bulgaria. O en Albania, katalán es una palabra de diccionario para denominar bruto o tosco.

Uno de los monasterios de "La montaña Sagrada"

Uno de los monasterios de “La montaña Sagrada”

Finalmente, tras haber saqueado durante años, ya en 1310 acabaron bajo las órdenes del Duque de Atenas, al que prestaron sus servicios a cambio de paga. Pero cuando acabaron con todos los enemigos del Duque, una vez más, la deuda de un contratista griego no se saldóLa Compañía Catalana de Oriente, enfurecida, se enfrentó a todas las milicias del Duque de Atenas y a pesar de la gran inferioridad numérica, le derrotaron. Y esta vez, en un territorio más pequeño, pudieron hacerse con todo el “país”.

La bandera de la Corona de Aragón ondeando en la Acrópolis de Atenas ponía de manifiesto dos deudas griegas que no habían sido saldadas, la del Emperador al principio y la del Duque de Atenas después.

Los aragoneses, no solo se asentaron en Atenas, sino que conquistaron varias ciudades cercanas creando el nuevo Ducado de Neopatria y se establecieron allí como señores feudales. Como no quisieron devolver los territorios a su legítimo dueño declarándose vasallos de la Corona de Aragón, el Papa Urbano VI (francés, claro…) los excomulgó.

Posteriormente se estabilizó la situación, y la Compañía Catalana de Oriente permaneció dominando la zona hasta 1390 como vasallos de Aragón. Pues aquel año llegó una nueva compañía, esta vez la Compañía Navarra (Compañía Blanca) con soldados de Gascuña y Navarra, contratados por la poderosa familia florentina Acciaioli, que gobernaría Atenas 50 años más.

Menos mal que hoy en día, nadie baraja la toma de Grecia como compensación por sus pagos, de ser así, con toda la Unión Europea como acreedora, no sé yo cuánto habría resistido Grecia. Dos siglos de democracia nos han enseñado a apartar la violencia y a resolver este tipo de problemas por la vía diplomática.  

Mpa con las rutas de la Compañia Catalana de Oriente

Mapa con las rutas de la Compañia Catalana de Oriente

Eduardo Leonelli

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Navega fácil