Noche triste resistencia

Los últimos de la Noche Triste

En la Noche Triste, Hernán Cortés y su hueste sufrieron el mayor desastre militar español habido hasta entonces en el Nuevo Mundo. Muchos lograron escapar, pero los que quedaron atrapados se enfrentaron a un final terrible.

500 años de la Noche Triste: cómo fue la "infernal" derrota de Hernán  Cortés y sus tropas a manos de los mexicas - BBC News Mundo
La Noche Triste, Lienzo de Tlaxcala

El preludio del desastre

Matanza del Templo Mayor en México - Historia del Nuevo Mundo
Matanza del Templo Mayor

Tras ausentarse unas semanas para atajar la llegada de Pánfilo de Narváez, enviado por Diego Velázquez para desbaratar la expedición cortesiana con unos 900 efectivos, Cortés regresó a la capital mexicana con toda la premura, alertado por una supuesta sublevación indígena.

Los sucesos ocurridos en la matanza del Templo Mayor a mediados de mayo, emprendidos por Pedro de Alvarado contra la flor y nata de la nobleza azteca, terminaron por prender la mecha de la insurrección entre la población tenochca. Aquella afrenta terminó desacreditando de una vez por todas a un Moctezuma que desde hacía meses había dejado de ser “el señor iracundo” de México y se había convertido en un títere, “una mujer” (en palabras del Códice Ramírez) al servicio de los españoles.

Ante la ausencia de Cortés, Pedro de Alvarado acometió la llamada «Matanza del Templo Mayor», provocando la rebelión de los mexicas contra los españoles

De la noche a la mañana los conquistadores y sus aliados indígenas quedaron cercados en el palacio de Axayacatl, donde Moctezuma los había aposentado a su entrada en la ciudad y donde él ahora permanecía en cautiverio. A su regreso a la capital mexica, Cortés se sorprendió ante el inquietante silencio reinante en la bulliciosa urbe que él recordaba. No tardó mucho en reunirse junto al resto de sus hombres. Deseaba reprender a Alvarado por el desastre cometido, pero lo primero era reconducir la situación.

La Noche Triste

500 años de la Noche Triste: cómo fue la "infernal" derrota de Hernán  Cortés y sus tropas a manos de los mexicas - BBC News Mundo

Cortés y su hueste no tardaron en sufrir la furia de los mexicas, que pronto acometieron contra ellos. En un intento desesperado por restaurar la paz, el de Medellín recurre a Moctezuma para que, desde sus balcón, llamase al orden a su pueblo. El tlatoani recibió una pedrada en la cabeza como respuesta y, viendo que su ciclo terminaba con aquel frenesí descontrolado, se dejó morir.

A pesar de que los españoles consiguieron resistir un par de días más los envites de los mexicas, Cortés era consciente de que acantonarse en el palacio era la muerte segura. Por ello, ordenó poner a buen recaudo el oro y las riquezas reunidas y disponer una huida ordenada y arriesgada. El momento elegido fue la noche del 30 de junio.

Tras la muerte de Moctezuma, Cortés ideó una salida ordenada de noche. Sin embargo, una mujer mexica los delató y dio la voz de alarma que provocaría un desastre militar sin paliativos para los españoles

Organizados en escuadrones, los españoles y sus aliados indígenas, que entre todos sumaban más de 7.000 hombres, salieron de su fortaleza camino de la calzada de Tacuba, pero la voz de una mujer que salía a buscar agua los delató al grito de: “¡Ah mexicanos, ya vuestros enemigos se van!”.

Escena de la Noche Triste en el Lienzo de Tlaxcala

Lo que sucedió fue el mayor desastre militar habido hasta entonces por los españoles en América. Miles de aztecas se hicieron a las armas respondiendo a la voz de alarma y se abalanzaron sobre los conquistadores y sus aliados sin darles cuartel. Díaz del Castillo recordó aquella noche como “cosa de espanto” y Cortés llegó a afirmar que “cierto creíamos ser aquél el último de nuestros días”. La masacre fue total. No hay acuerdo sobre las bajas, pero se estima que murieron más de 400 españoles y más de 2.000 tlaxcaltecas, 56 caballos. Asimismo, se perdió casi toda la artillería y el Quinto Real.

Los últimos de la Noche Triste

Pero no todos los supervivientes de aquel día lograron escapar. Algunos españoles y tlaxcaltecas, viéndose desamparados, se refugiaron en cuarteles, templos y demás edificios decididos a resistir hasta el final. Alonso de Aguilar, que participó de aquella jornada, recordará que “hasta cuarenta” españoles cargados de “mucho fardaje” quedaron rezagados y no tuvieron otra que “volver a los patios, en donde se combatieron tres días con sus noches”. Finalmente terminaron “hechos pedazos”.

For Tenochtitlan, relation of a graphic novel: About Conquistadores and  Defeated, a brief introduction / Sobre conquistadores y conquistados, una  breve introducción.
Españoles resistiendo a los aztecas, Códice Durán

La misma suerte corrieron alrededor de un centenar de españoles que, según Cervantes de Salazar, viendo la imposibilidad de huir, se hicieron fuertes en el Templo Mayor. Al igual que relataba Aguilar, “pelearon tres días, hasta que de cansados y enflaquecidos de la hambre, se les cayeron las espadas”. López de Gómara relatará por boca de Cortés que a todos los que cogieron con vida los “mataron, sacrificaron y comieron los de México”.

Aquellos que no pudieron huir de la Noche Triste trataron de resistir mientras tuvieron fuerzas. Pero, finalmente, la mayoría fueron capturados, sacrificados y devorados.

Un triste final para una noche triste en la que mexicas, tlaxcaltecas y españoles derramaron sangre y lágrimas a partes iguales por los hermanos perdidos. Lágrimas como las de Cortés al pie del ahuehuete de Popotla y como las de Bernal Díaz al recordar a “los caballeros y esforzados soldados que faltaban”.


Bibliografía:

  • José Luis Martínez. Hernán Cortés.
  • Miguel León Portilla. Visión de los vencidos.
  • Bernal Díaz del Castillo. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España

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