Dice no decantarse por la gélida estepa rusa ni por el abrasador desierto de Libia. Los toros mejor verlos desde la barrera, ya habrá tiempo de sufrir en el infierno. Por el momento se contenta con rescatar las almas de algunos canallas para plasmarlas en sus novelas. David López Cabia nos presenta su última novela «Sangre y fuego en Tobruk».
Conocer la historia bélica nos ayuda a ser conscientes de nuestros errores. No se trata de un morbo por las matanzas, sino de mantener presente nuestro pasado.
P: Me vas a matar, te he pillado en día de fiesta jajaja.
R: Sin problema. No estaba haciendo nada del otro mundo
P: En los tiempos que corren los días relajados son escasos, y más para los que compaginamos las obligaciones con nuestro hobby o segundo oficio. ¿Te fue fácil sacar tiempo para escribir el libro?
R: Fui poco a poco, con constancia y determinación por sacar adelante la novela. Sin volverme loco ni darme grandes panzadas, disfrutando del tiempo que pudiera dedicarle. Al final, todo suma. Da igual que un día le dediques tres horas o que en una semana emplees quince minutos, el caso es disfrutar del tiempo del que dispongas. Pero hay que prestar atención a muchos aspectos: respetar los escenarios, las costumbres de la época, la uniformidad, qué comían, qué bebían, el tipo de vehículos, los establecimientos que frecuentan los personajes. Un ambiente histórico bien descrito es el complemento perfecto para unos personajes carismáticos.
P: Héctor J. Castro me dijo algo parecido en la entrevista que le hice: «Yo tengo una regla: si lees un libro sobre épocas pasadas, y no te parece extraño el comportamiento de algunos personajes, esos personajes no están bien construidos».
R: Hay que intentar que los personajes actúen de acuerdo a las circunstancias de la época. Con sus virtudes y sus defectos, porque es lo que les hace más cercanos, incluso más queridos. Precisamente, el hecho de tener defectos y de haber cometido errores en el pasado, confiere a los protagonistas una mayor humanidad.
P: ¿Tu crees que has sido capaz de hacerlo?
R: No creo que me corresponda a mí juzgarlo. Trabajo para hacer unas novelas lo más realistas posibles, con unos protagonistas que cautiven al público. Intento combinar el respeto por los acontecimientos históricos con las aventuras y los sentimientos más nobles. Eso sí, el público está respondiendo muy positivamente, lo cual me motiva a seguir trabajando.
Hay que reconocerle a Rommel su caballerosidad con los prisioneros de guerra.
P: Bueno, pero tu en esto ya eres un veterano, ¨Sangre y fuego en Tobruk¨ no es tu primera novela.
R: Desde luego, todas y cada una de mis novelas me han aportado algo. Me han servido para crecer, para mejorar y también he disfrutado mucho con ellas. El objetivo primordial es transmitir mi pasión al público de manera amena.
P: En eso los escritores vamos al revés de los deportistas, conforme pasa el tiempo mejoramos, como los buenos vinos.
R: La escritura es una progresión continua, no solo en la técnica, sino en la forma de contar las historias, en las nuevas ideas que brotan en la mente. Es una innovación constante, algo magnífico, que te engancha y que te anima a seguir superándote.
P: De que eres un aficionado a la Segunda Guerra mundial no me cabe duda, pero, ¿desde cuando tienes ese gusanillo?
R: Desde la adolescencia. Siempre quería saber más. La respuesta estaba en los libros. Muchos me dicen que si no me canso de escribir sobre este tema, pero cada vez encuentras escenarios y datos más sorprendentes, que te animan a seguir investigando. Y es que, la Segunda Guerra Mundial es un acontecimiento histórico terrible, pero al mismo tiempo fascinante.
P: La gente que se horroriza de la historia bélica no se da cuenta de que lo que verdaderamente nos apasiona de ella es el contenido humano que sacamos de sus enseñanzas. La guerra saca lo peor y lo mejor del ser humano y lo lleva a extremos impensables.
R: Conocer la historia bélica nos ayuda a ser conscientes de nuestros errores y a tener una visión más completa del mundo que nos rodea. No se trata de un morbo por las matanzas, sino de mantener presente nuestro pasado, de enriquecernos no solo culturalmente, sino también como personas, como seres humanos civilizados.
Me siento muy feliz por cómo me ha recibido el público. Sin duda, es un gran estímulo para continuar en la brecha.
P: Nada como algo tan reciente como la Segunda Guerra Mundial, con tanta información y de tanta envergadura. En «Sangre y fuego en Tobruk» abordas un episodio concreto. ¿Podrías relatarlo?
R: El eje central de la obra son las operaciones especiales aliadas en el norte de África, con especial hincapié en la Operación Agreement. En esta ocasión, un grupo de comandos británicos debía infiltrarse en Tobruk para destruir los depósitos de combustible de Rommel. La incursión, aunque fue un intento muy valiente, tuvo un desenlace nefasto.
P: ¿Qué parecido guarda tu novela con la película ¨Tobruk¨ de Arthur Hiller? ¿Te has inspirado en ella?
R: La verdad que poco, puesto que la película protagonizada por Rock Hudson es un despropósito a nivel histórico. La Operación Agreement fue mucho más espectacular de lo que muestra el largometraje. La idea de escribir «Sangre y fuego en Tobruk» me vino a la mente cuando llegó a mis manos el libro «Afrika Korps» de Paul Carell. En esta obra, Carell dedicaba un capítulo al desesperado golpe de mano en Tobruk. En ese momento, pensé que la incursión británica en Tobruk merecía una novela más respetuosa con la realidad.
P: Habrá sido apasionante narrar las misiones de los cuerpos de operaciones especiales
R: Por supuesto, la verdad es que encuentras personajes muy peculiares, tan valientes como problemáticos. En aquellos golpes de mano, las tropas del Eje no eran el único enemigo, también debían luchar contra la sed, el calor, el hambre o las tribus hostiles. Justo cuando los aliados estaban contra las cuerdas, unidades como los comandos, el Servicio Aéreo Especial (SAS) y el Grupo de Largo Alcance del Desierto (LRDG), mantuvieron alta la moral británica. Ahora bien, hay que recordar estas misiones tan arriesgadas no siempre salían bien.
La Segunda Guerra Mundial es un acontecimiento histórico terrible, pero al mismo tiempo fascinante.
P:¿Rommel esta sobrevalorado?
R: Era un excelente general en la guerra de movimientos. Por otra parte, hay que reconocerle su caballerosidad con los prisioneros de guerra. Quizás sus maniobras de envolvimiento se hicieron predecibles para un Montgomery que había estudiado a fondo al «Zorro del Desierto».
P: ¿Hubo algún trato personal entre ambos?
R: Ambos fueron dos líderes muy carismáticos. Si bien ambos fueron los dos grandes rivales de la guerra del desierto, es curioso que los hijos de Monty y de Rommel se hicieron amigos. Todo empezó en 1979, cuando Bernard David Montgomery y Manfred Rommel se conocerion en Gran Bretaña. Ambos tenían mucho en común.
P: Quizás el destino quiso arreglar lo que la guerra truncó.
P: Vamos salirnos un poco del contexto histórico. ¿Quién te apoya en todo este proyecto?
R: La verdad que la familia y los amigos siempre están ahí, animándote a que escribas. Se sienten muy orgullosos de lo que hago y son un estímulo. No paran de decirme «no dejes de escribir». Sumado a lo que disfruto creando esta clase de historias, es toda una inyección de moral.
P: ¿En esos amigos incluimos al grupo de recreación de la 101?
R: Se trata de mis amigos de Airborne Lleida y First Allied Airborne Catalunya. Los conocí en los rodajes de los documentales del cineasta Laureano Clavero. Me han recibido con los brazos abiertos, y la fraternidad que mantienen me recuerda a la camaradería de mis comandos canallas. Especialmente por el sentido del humor que tienen. Me ayuda mucho a la hora de crear situaciones cómicas e incluso jocosas.
P: La portada es una pasada, Laureano la ha clavado.
R: Es un genio de las imágenes bélicas y ha dirigido documentales como «El diario de Peter Brill» y «1533 Km. hasta casa. Los héroes de Miramar». Su obra ha cosechado elogios de personalidades como Arturo Pérez Reverte, John Carlin y Roberto Herscherr. Próximamente publicaremos un libro fotográfico con el prólogo de Dale Dye, asesor histórico Steven Spielberg en la película Salvar al soldado Ryan. Ha sido un honor redactar los textos que ilustran las fotografías de tan magníficas imágenes.
Laureano Clavero es todo un genio de las imágenes bélicas
P: Es curioso como precisamente muchos de los que no sois historiadores hacéis más por la divulgación que miles de los que salen de la carrera
R: Es cierto y coincido contigo en que se dan muchas situaciones así. Quizás es porque hacemos mucho énfasis en compartir aquello que nos fascina. La novela histórica es el gancho perfecto para acercar la Historia al público.
P: ¿Dónde podemos encontrar el libro a la venta?
R: En Amazon, Casa del Libro, en librería o contactando conmigo en mi página web personal www.davidlopezcabia.es
P: ¿El éxito ha sido mayor de lo que esperabas?
R: Me siento muy feliz por cómo me ha recibido el público. Sin duda, es un gran estímulo para continuar en la brecha.
P: Seguro que los Reyes te traen buenas noticias de la campaña navideña. Te deseo toda la suerte del mundo amigo. Un fuerte abrazo.
R: Un abrazo, Manuel.