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V Jornadas Literarias Azuaga

«Yo soy el primero que he novelado en lengua castellana: mi ingenio las engendró, y las parió mi pluma, y van creciendo en los brazos de la estampa».(Miguel de Cervantes, Novelas ejemplares)

¿Historiografía o novela histórica? ¿Ambas enfrentadas o condenadas a entenderse? Los pasados días 14 y 15 de abril, Azuaga celebró sus V Jornadas Literarias de la mano de la Asociación de Escritores Entre Pueblos, el Ayuntamiento de Azuaga y el Centro de Profesores y Recursos de la localidad.

Bajo el título «Novela histórica, creación y contexto», Julio Alejandre formó un cartelazo repleto de primeras espadas dispuestos a contar los entresijos de sus obras literarias, documentación y expresión creativa.

Rafaela Cano

La autora campanariense Rafaela Cano tuvo el honor de abrir las jornadas con la presentación de su último libro: El linaje maldito. La escritora y filóloga, ganadora del Premio Caligrama en su categoría Best Seller con La senda del Rey (2018) nos transportó a la corte portuguesa del s.XVI en las carnes de la infanta María de Portugal, bisnieta de los Reyes Católicos y sobrina de Carlos V, a quien ha querido homenajear en su novela y «hacerle vivir aquellas experiencias que no pudo disfrutar».

«El lector de novela histórica sabe que no está acudiendo a una fuente académica, para eso están los libros de Historia». (Rafaela Cano)

Negó ser una escritora regionalista pero, aún así, confesó que le gustaba dejar pinceladas y pellizcos de su Extremadura natal en todas y cada una de sus obras como paisaje y escenario de las aventuras de sus personajes. Para ella, la novela histórica es una ficción inserta en un marco temporal donde se toma la libertad de dar rienda suelta a su imaginación. Eso sí, sin tergiversar nunca el hecho histórico, porque para Rafaela, el entretenimiento del público no debe estar reñido con la realidad, tal y como demuestra en sus otras narrativas: La senda del Rey y Los ojos de Dios.

Alan Pitronello

Y de Extremadura a América. Hasta allí nos llevó Alan Pitronello que, haciendo alusión a sus orígenes chilenos, recordaba las palabras que su tía dedicaba a los españoles: «locos sanguinarios». Partiendo de una brillante ponencia: La conquista hispana y la búsqueda de una ruta hacia las especias. Alan desgranó la aventura ultramarina americana de los españoles del s.XVI y reconoció que, a medida que investigaba y escribía, descubría que aquellos españoles a los que se refería su tía, nada tenían que ver con la Leyenda Negra que ha llegado a nuestros días.

«Con el tiempo, descubrí que aquellos españoles locos y sanguinarios de los que hablaba mi tía, nada tenían que ver con la realidad» (Alan Pitronello)

Y así dejó constancia en sus dos novelas: La segunda expedición, ganadora del Premio de Novela Histórica Ciudad de Úbeda en 2019 y Vientos de conquista. Alan se encomienda a la época de los descubrimientos y al inigualable marco paisajístico y aventurero de una América aún por desbrozar geográficamente que, como buen historiador, sabe aprovechar entre crónicas, mitos, leyendas y personajes ficticios a quienes, confiesa, lleva al extremo para llevar al lector a una realidad tan cruda como la de aquella época.

Maribel Carvajal

Mérida, una ciudad de novela. Así rezaba el título de la ponencia de Maribel Carvajal, la novelista emeritense que ha elevado su ciudad a la categoría de la Ciudad Eterna como marco espacial para cualquier obra de ficción ambientada en la Antigua Roma. En la Antigua Roma y en el Reino visigodo del s.VI, tal y como ambienta en El hijo de las sombras, donde muestra el papel de Mérida en la rebelión de Hermenegildo contra su padre el rey Leovigildo.

«Mérida y sus yacimientos me transportan a otros tiempos y me lo ponen muy fácil para ambientar mis novelas.» (Maribel Carvajal)

Maribel reconocía ser muy estricta acerca de la documentación recopilada previamente al proceso de escritura y así lo demostró en su charla. En poco más de una hora, haciendo ostentación de una abultada bibliografía, la autora recorrió las calles de la capital extremeña y desgranó los usos y costumbres de los romanos de la época, amén de sus intrigas políticas, con toda la pulcritud que cabe en una escritora seria. Así lo demuestra también en las demás obras que nos presentó: El imperio de la religión verdadera y La ciudad de los libros prohibidos.

Dativo Donate

A la ponencia de Maribel siguió una interesante mesa redonda. En ella se sacó a la palestra la eterna pugna entre la historiografía academicista y la novela histórica. Dativo Donate, el novelista y filólogo manchego, no tardó en descubrirse como «el malo de la película». Achacó a la novela histórica la culpa de crear algunos de los tópicos más disparatados de los que adolece la imaginación colectiva.

«De la recreación histórica he aprendido que un novelista debe ser riguroso. No todas las fuentes valen para documentarse.» (Dativo Donate)

La recreación histórica, su hobby, le ha enseñado que no todo vale para documentarse. De ahí el título de su charla: La tinta de la ficción. La investigación y la novela histórica. En ella destapó las fuentes de las que ha de beber un buen novelista y los filtros que debe pasar la obra para no alejarse de unos mínimos de coherencia histórica. Esta es la técnica que ha empleado en sus dos obras: La Mala Zorra y La Isla de Caravaggio.

Dativo concluyó con un magnífico taller en el que enseñó a los presentes a afilar una pluma de ave al estilo del s.XVI y a escribir con ella empleando tinta casera fabricada por él. Todo un guiño a la verdad histórica.

Adrián Badía

Eléctrico y ávido de nuevas aventuras en prosa. Adrián Badía fue el más joven de todos los novelistas invitados a las V Jornadas Literarias, pero no por ello pasó inadvertido. El Escudo de Plata se ha convertido en todo un santo y seña del escritor azuagueño, que ha llevado por toda España la historia de Diego Rodríguez, el hijo del Cid Campeador.

«La novela histórica es un gran instrumento para acercar la Historia. Los novelistas no pretendemos entrometernos en la labor de los historiadores». (Adrián Badía)

Ingeniero de profesión, su vocación natural es la escritura. En su charla El ocaso del Cid: España y Europa a finales del siglo XI, Adrián nos llevó a una España tan diversa como compleja. La España de los reinos de taifas, bereberes y reinos cristianos insertos en plena Reconquista. Y nos mostró qué pretendía como autor novel cuando abrazó la historia del hijo del Cid.

El punto y final a las jornadas lo puso, sin esperarlo, el historiador David Porrinas, máximo exponente de la figura de Rodrigo Díaz de Vivar y prologuista de la nueva edición de la novela de Adrián. David cerró magistralmente las jornadas alabando desde la posición académica y lectora la obra prima de Badía, animando a conciliar historiografía y narrativa y echando el telón con un «larga vida a la ficción histórica» que arrancó el aplauso del público.

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