Sorayesco/ca
- adj. Perteneciente o relativo a Soraya Sáenz de Santa María.
- adj. Dicho de una obra/acto político o del género correspondiente: Que describe la política de Soraya.
- f. Conjunto de afines a Soraya.
- f. Comportamiento propio de Sáenz de Santa María.
- f. Género o tópico político formado por las decisiones y acciones de Soraya.
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En una oficina de Génova, de cuyo nombre y número prefiero no acordarme, no ha mucho tiempo que despachaba una vicepresidenta de las de voz de hierro, letrada aguerrida, superiores faltos y genio provocador (…) Tenía en el gobierno un jefe que pasaba de los sesenta, y una rival que no llegaba a los cincuenta y cinco (…) Frisaba la edad de nuestra moza con los cuarenta y tres años, era de complexión menuda, seca de carnes, rolliza de rostro; gran oradora y amiga de las trifulcas.Quieren decir que tenía el sobrenombre de Mandarina o Lady Macbeth (que en esto hay alguna diferencia en los periodistas que desta hablan), aunque por conjeturas se cree que calza el nombre de Soraya; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
Es, pues, de saber, que esta sobredicha letrada, los ratos que estaba ociosa (que eran los más del año) se daba a conspirar con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la política, y aun la administración de su partido; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que perdió muchos votos para la causa, con tal de quitarse de en medio a todo aquel que le supusiese competencia para llegar al poder; y así se las ingenió para largar de Madrid a todos y cuantos políticos competentes pudo haber dellos; y de todos ningunos le parecían tan peligrosos como la famosa María Dolores de Cospedal: porque la manera de actuar, y aquellos atractivos que despertaba la albaceteña, le parecían osados; y más cuando aparecían juntas en un acto y la atención de los medios y la gente pasaban de ella para centrar la vista en la Secretaria General del Partido (…) Con estas y semejantes razones perdía la pobre vicepresidenta el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo Fraga, si resucitara para sólo ello (…)
Decía ella, que Cristina Cifuentes había sido muy buena política, (por eso tenía que evitar el ascenso de la carismática madrileña); pero que no tenía que ver con la ex-presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, que tres veces se había presentado a la presidencia de la Comunidad y tres veces había conseguido la mayoría absoluta. Lo de Jose Manuel Soria fue símil Cifuentes. El canario era dichoso en trato y aquello levantaba recelo, así que Sorayita estuvo con la comparsa de ponga ojo vuestra merced, no vaya a ser que se acerque mucho al jefe y sigua escalando. Cuidábase de todas estas personalidades y de otras muchas, por si acaso, que no fuera a ser que algún día tanta competencia le hiciera sombra frente a Rajoy y al final fuese otro el que le abrochara los cabetes al Presidente (…)
Imaginábase la pobre ya a la cabeza del Estado por el valor de sus hazañas y las muchas estratagemas en las luchas palaciegas del PPartido: y así con estos tan agradables pensamientos, llevada del estraño gusto que en ellos sentía, se descuidó de lo que en realidad revestía gran preocupación. Y lo primero que hizo, fue olvidarse de la crisis catalana, que había sido ardua preocupación con requerimientos de primer nivel. Calmola y aplicole media ración de ¨Cientocincuentaycinco¨ y dejó de lado el problema sin querer meterse en educación ni en medios de comunicación, que con la Ser ya tenía bastante…(…) y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en unas semanas: y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hecho pedazo, y por quitarse de encima este entuerto, se preocupó poco, poniéndole a Cataluña unas elecciones muy precoces, de tal manera, que fuera otro el que se comiera el marrón y ella siguiera atenta a la depuradora (…)
Y así después de muchas limpias y nombres que borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en Génova y su imaginación, confitó el gobierno a su gusto y antojo, llenándolo de incompetencia y coronándose ella como única iluminada y salvadora. Olvidando que en el horizonte no eran pocos, sino muchos los votos que un joven hidalgo de calzonas naranjas, natural de Barcelona venía cosechando. Pero bueno, por fortuna o desventura de la historia, ya saben, Dios da pan a quien no tiene dientes.